miércoles, 17 de diciembre de 2008

¡José María Arguedas también fue indígena!

¿Quien fue José María Arguedas?

José María Arguedas fue un literato peruano que perteneció a la “Corriente Indigenista” la cual, alcanzó su apogeo en 1958. El mencionado autor de la obra “Los Ríos Profundos” encuentra favorable el contexto social que atravesaba el Perú, para realizar la difusión de su obra, la cual permitió el inició de la valoración de la literatura y la identidad peruana.

Arguedas, en “Los Ríos Profundos”, nos presenta al Indígena de habla quechua que pertenece a la zona sur del Perú. Esta obra nos enseña a apreciar lo autóctono y ,a la vez, nos permite analizar y penetrar en la realidad social , cultural y económica que el indígena atravesaba en la década de los años 50 . Este texto forma parte de aquellos que nos inducen a plantear soluciones auténticas de reivindicación y valoración étnica.

El autor, en su época, perteneció a la clase media. A pesar, de su condición económica ,Arguedas creció junto a la servidumbre indígena de su hogar ubicado en Andahuaylas. Ese fue el principal motivo para que José María adhiera a sus conocimientos las diversas situaciones complicadas que vivían los indígenas.

Cabe resaltar, que la experiencia que obtuvo, gracias a las personas con las que compartía su vida cotidiana, fue útil para consolidar su forma de ver e interpretar al Perú. Eso incluía el amor que desde muy pequeño comenzó a sentir por el folclore, las costumbres, la cultura y la forma en que los indígenas reclamaban sus derechos.

La grandeza de la obra de Arguedas reside en la compenetración total que tuvo con el mundo indígena. Incluso, en todo el relato, surge la impresión de ser el propio indio quien se expresa. Justamente fue ese el objetivo del autor, es decir, quiso que los lectores, de su fascinante creación, sintieran en carne propia los reclamos y las injusticias que los indígenas sufrían y sufren continuamente.

Por eso fue que Arguedas innovó un lenguaje literario propio y especial. Eso se puede apreciar en las expresiones del idioma quechua y español que el autor, creativamente, ha sabido entremezclar con gran maestría y sensibilidad; pero también con mucha sobriedad.

En conclusión, es necesario recalcar que Arguedas propuso al Indigenismo como una base de la cultura peruana, pues, según él, refleja “todas las sangres” que habitan en nuestro país. Siempre ha defendido con mucho ímpetu al indígena y por medio de esta obra literaria ha querido promover para los mismos una nueva sociedad, la cual sea justa y honrada con el indígena.


Reflexión: Valoremos la riqueza cultural del Perú y a las personas que lo conforman ¡ no al racismo!

Mi respetuoso Gabriel


“El secreto de la felicidad es hacer sólo aquello con lo que uno disfruta”. Esta, fue la frase pronunciada por Gabriel García Márquez; un espléndido hombre de 81 años que nació en Colombia y cuyas plateadas canas son el símbolo de una vasta trayectoria como periodista, literato, guionista y crítico cinematográfico.
La naturaleza ha dibujado en “Gabito” (hipocorístico con el cual denominaban a Gabriel) hermosas cejas pobladas, que al fruncir el ceño connotan sabiduría; ojos color negro, que deslumbran tiernas miradas; una nariz perfilada, bigotes blancos y labios gruesos que le permiten pronunciar frases hermosas e inolvidables para la mente de sus lectores.
Colombia, específicamente el pueblo de Aracataca, tiene la suerte de contar entre sus compatriotas a Gabriel García Márquez. Pues este personaje es el autor de magníficas obras literarias, periodísticas y cinematográficas; en las cuales, ha plasmado su carácter pasivo, entusiasta y empeñoso que lo identifica y distingue entre sus colegas literatos y periodistas.
Cabe resaltar, que los apellidos que completan el valioso nombre de Gabriel han sido otorgados por sus padres Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez Iguarán, quienes formaron una numerosa familia integrada por doce hermanos, de los cuales, Gabriel era el mayor.
Su padre, fue un inmigrante que llegó a Aracataca en el primer decenio del siglo XX. Lo llamaban “aventurero de la hojarasca”, pues, así se denominaba, despectivamente, a los inmigrantes. Además, ejercía el oficio de telegrafista. Mientras que su madre pertenecía a una de las familias eminentes del lugar, ella era hija del coronel Nicolás Márquez.
Fue durante sus primeros ocho años, el momento en el cual, surgió su afición por el universo narrativo y creativo. El escritor reconoce que ha sido más complaciente para él escribir y leer que crecer, jugar y viajar; pues esas actividades no llamaban su atención.
García Márquez suele tener recuerdos de su familia, en la época de su infancia, en los cuales recuerda a su abuelo como el prototipo de un patriarca familiar. Por otro lado, las evocaciones que posee de su abuela son como el modelo de las “mamas grandes” que son civilizadoras, según el escritor.


En cuanto a sus estudios, Gabriel fue un alumno peculiar que cursó los primeros grados de secundaria en el Colegio San José. Luego viajó a
Zipaquirá para finalizar los dos últimos años de bachillerato en el Liceo Nacional de Varones que es el actual Colegio Nacional San Juan Bautista de La Salle.
Respecto a su instrucción superior, García, estudió derecho y ciencias políticas en la
Universidad Nacional de Colombia, ubicada en Bogotá; sin embargo, no concluyó sus estudios, debido a que no sentía afinidad por el Derecho. Fue gracias a la amistad que lo unía con el médico y escritor Colombiano Manuel Zapata Olivilla, que pudo acceder a la profesión del periodismo. Esa profesión la ejerció por primera vez en el diario “El Espectador de Colombia”.
Su labor como periodista fue profundizándose en 1949, fecha en la cual inició su trabajo, en la ciudad
Cartagena de Indias, como reportero del diario “El Universal”. A fines de 1949 se traslada a Barranquilla para trabajar como columnista y reportero en el periódico “El Heraldo”. El periodista García colaboró en 1953 con el periódico de Barranquilla “El nacional”. Sus columnas se caracterizaban por revelar una constante preocupación de la realidad y una excesiva vocación por el periodismo.
Por otra parte, en 1960 ,tras el triunfo de la revolución cubana, se dirige a
La Habana para trabajar en la agencia de prensa creada por el gobierno cubano “Prensa Latina” y hace amistad con Ernesto Guevara. No obstante, en 1961, tuvo que viajar e instalarse en New Cork, lugar donde trabajo como corresponsal de “Prensa Latina” debido a que recibía constantes amenazas y críticas de la CIA y de los exiliados cubanos, que no compartían el contenido de sus reportajes.
Además de la literatura y el periodismo, García Márquez ha desarrollado un interés particular por el cine. Durante su etapa juvenil vivida en
Barranquilla, participa en la realización del cortometraje surrealista “La langosta azul”. Ese fue el acto que influyó en su gusto por el cine y su respectiva crítica. Por eso, en la década de 1950, estudió la carrera de cine en el Centro Sperimentale Di Cinematografia di Roma, ubicado en Italia.
Es preciso recalcar, que esta estancia en Roma fue útil para el escritor, pues aprendió diversos trucos que solicita el quehacer cinematográfico. Gracias a esos conocimientos adquiridos, García Márquez pudo obtener mucha precisión para narrar historias con imágenes.
En efecto, los conocimientos cinematográficos del respetado Gabriel, han intervenido en la redacción de numerosos guiones de cine. Incluso, el crítico cineasta, ha incluido algunas adaptaciones de sus propias obras. Además comparte la dirección de la Escuela Internacional de Cine de La Habana, fundada en 1985, con el cineasta argentino Fernando Birri,
La labor como cineasta fue muy ardua para el escritor, pues tuvo una participación directa en la adaptación de obras literarias a películas como “
En este pueblo no hay ladrones ”(1965), “Juego peligroso” (1966), Patsy mi amor (1968), La viuda de Montiel (1979), María de mi corazón (1979), El año de la peste (1979), Edipo Alcalde ( 1996), entre otros filmes.

Cabe resaltar, que en el año 2006 se rodó
El amor en los tiempos del cólera; que fue escrita por García Márquez, sin lugar a dudas, de forma magistral. Esta obra fue adaptada a la versión cinematográfica por Ronald Harwood, quien realizó los guiones. El filme fue dirigido por el director británico Mike Newell. Fue Filmada en Cartagena de Indias, los personajes principales fueron representados por Javier Bardem( Florentino Ariza), Giovanna Mezzogiorno ( Fermina Daza) y John Leguízamo( Juvenal Urbino).
El escritor presenta una galería de libros, la mayoría de ellas, elaboradas con excesivo ímpetu y talento. Entre esas obras desfila
Cien años de soledad, escrita en 1967, que es su novela más reconocida internacionalmente. Además, textos como “Ojos de perro azul” (1950), “La Hojarasca” (1955), “El coronel no tiene quien le escriba” (1961), “Los funerales de la Mamá Grande” (1962), “Del amor y otros demonios” (1994), entre otros.
Ha publicado también libros de crónicas como “Noticias de un secuestro” (1997), “Crónicas de una muerte anunciada” (1981) y varios volúmenes de recopilación de sus artículos periodísticos, tales como “Textos costeños” (1948-1952), “Entre cachacos” (1954-1955), “Europa y América” (1955-
1960). y “Notas de prensa” (1974-1995). Sus últimos libros son “Vivir para contarla”, escrita en el año 2002 y “Memoria de mis putas tristes”, redactada en el año 2004.
El admirado escritor, cineasta y periodista ha logrado obtener significativos premios, los cuales, lo han elevado y diferenciado entre sus demás colegas. Ha recibido el premio de la Novela ESSO que obtuvo con su obra "La mala hora" (1961). Además fue acreedor de la Medalla de la
legión de honor francés en París (1981) y la Condecoración Águila Azteca en México (1982).
Por otro lado, García obtuvo, en 1982, el Premio Nobel de Literatura. Gracias a su prestigio como literato, supuso la autoridad para hacer oír su voz sobre la vida política y social colombiana que atravesaba por una crisis política y social. Recibió también el Premio cuarenta años del Círculo de Periodistas (1985). Fue nombrado Miembro honorario del Instituto Caro y Cuervo en Bogotá (1993). Y logró su Doctorado honoris causa de la
Universidad de Cádiz (1994)